Tercer encuentro del conversatorio “Transformar la Justicia”. Las mujeres recorrieron un camino en la Justicia, pero no es suficiente, según Pájaro, Acselrad, Gherardi, Fernández Valle y Benito

por ACIJ

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ACIJ

Publicado el

2021-09-02

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Género

El intercambio de ideas ocurrió en un ciclo organizado por la Universidad Di Tella y JusTA


“Las mujeres y el Poder Judicial”: sobre este tema conversaron Marcela Pájaro, Natalia Gherardi, Flora Acselrad, Mariano Fernández Valle e Irene Benito en el tercer encuentro de “Transformar la Justicia”, ciclo organizado por la Universidad Di Tella y JusTA. Moderado por Ezequiel Nino, la nueva entrega del foro virtual con acceso libre ocurrió el 18 de agosto de 2021. El registro audiovisual completo del panel está disponible en este link. Las distintas miradas representadas en el panel coincidieron en que las mujeres avanzaron en la Justicia, pero advirtieron que este progreso aún resulta insuficiente.

“En las últimas dos décadas las mujeres empezamos a trabajar en red. Comenzó a ceder esa mirada individualista y de competencia. Este nuevo contacto se funda en la colaboración, y ha enriquecido el trabajo de las juezas, fiscalas y defensoras. Este es el mayor aporte y un impacto que se siente”, dijo Pájaro, que es jueza de Cámara en Río Negro e integra la Red de Mujeres por la Justicia.
“No tengo una mirada trágica, pero sí crítica del Poder Judicial, que supone una cantidad enorme de personas: hablar en bloque es injusto e incorrecto. Sí hubo una transformación vinculada al hecho de que la sociedad quiere saber qué sucede allí”, refirió Gherardi, abogada feminista, docente, y directora ejecutiva del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA). “Podemos ver también cómo en muchos casos la perspectiva de género se ha convertido en una mascarada, un latiguillo o una expresión colocada en el texto. Nos falta mejorar esto, y generar una forma de rendición de cuentas y de exigibilidad, pero es valioso que estemos en el camino de construcción de un Poder Judicial que responda a las necesidades de la comunidad”, agregó.

Acselrad, abogada, ex titular de la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y autora del proyecto de la Ley Micaela, apuntó: “tengo una mirada esperanzada, pero sé que las mujeres judiciales siguen estando en determinados espacios, pese a la cantidad de información y al diagnóstico que hay al respecto. No es menor que los datos muestren una realidad de falta de paridad que no cambia. No es que no queremos ser juezas: no podemos. Hay sesgos sexistas en los procesos de selección. No es suficiente con conocer acerca de la desigualdad para modificar la situación”.

Fernández Valle, coordinador del Programa de Aplicación de Instrumentos de Derechos Humanos en el Ministerio Público de la Defensa de la Nación, observó que el sistema judicial tiene actores y espacios distintos: “hay espacios para trabajar en diagnósticos especializados y específicos, con remedios particulares. También hay otro campo de análisis respecto de cómo se presta el servicio en cuanto a los derechos humanos de las mujeres, y a la igualdad o no discriminación. Hay distintas estrategias posibles, como la capacitación y los protocolos. Me ha tocado trabajar en cómo pensar la prestación del servicio desde una perspectiva respetuosa de derechos humanos y revisar los obstáculos que enfrentan las mujeres, donde la condición de víctima aparece superpuesta con la de acusada”.

Benito, abogada, periodista y miembro de las redacciones de La Gaceta (Tucumán) y JusTA, acotó que el periodismo judicial o el enfoque periodístico de los Tribunales se había expandido de una manera sustancial en los últimos 10 o 15 años: “la prensa antes no ingresaba allí. Este avance también tiene características federales. Pero hay que pensar cuál es el papel de las mujeres en el periodismo y recordar que todavía es pequeño el número de las que nos dedicamos a la agenda institucional que le interesa al poder. Esto hace que haya choques con la estructura conservadora. Por experiencia personal sé que son mayores las persecuciones y las difamaciones contra las periodistas que, por ejemplo, intentan investigar la corrupción en el seno de la Justicia”.

En una segunda ronda de intervenciones, Pájaro planteó que una reforma judicial con perspectiva feminista debe atender los requerimientos de las minorías. Gherardi precisó que el feminismo no habla de problemas de las mujeres que sólo les atañen a ellas, sino que los feminismos tratan sobre problemas de la sociedad que atraviesan a las mujeres y a las personas LGBT de una manera particular. Acselrad expresó que no había forma de pensar en un Poder Judicial con perspectiva de género cuando el ámbito en sí mismo era patriarcal: “tengo la certeza de que los esfuerzos desde adentro no han resultado suficientes para la integración igualitaria del Poder Judicial, para erradicar la violencia contra la mujer en la Justicia y para emitir decisiones con perspectiva de género”.

Fernández Valle expresó que cambiar la composición del Poder Judicial no era menor: “yo creo que esto debe hacerse por razones de justicia y no por el resultado en términos de perspectiva de género que pueda tener”. Benito por su parte refirió que estaba probado que la perspectiva de género era en muchos casos un latiguillo, como demostraban dos publicaciones de JusTA: “La reforma inadvertida e incumplida” en el Consejo de la Magistratura y la historia de la candidata a defensora pública Vanessa Lucero desarrollada en “Un contrato social leonino”.

A modo de cierre, Pájaro reiteró que las redes de mujeres eran fundamentales y que podían llevar a cambios relevantes. Gherardi propuso incorporar mecanismos institucionales de rendición de cuentas: “es necesario saber lo que se hizo y lo que no se hizo en términos de perspectiva de género”. “Si el Poder Judicial es racista, clasista y xenófobo es porque la sociedad funciona así. Hay que resquebrajar la familia judicial, y repensar el perfil de los magistrados y magistradas que se seleccionan”, reflexionó Acselrad. Fernández Valle enfatizó que todos los conflictos debían ser analizados con el enfoque de género. “Yo he comprobado cómo esa mirada ingresa tardíamente”, ilustró. Benito expresó que era necesario pensar la situación de la mujer en la Justicia como una de las batallas por la igualdad, que también debía hacerse cargo de la selectividad manifiesta del sistema que criminaliza a los marginales adictos y garantiza la impunidad de los poderosos.

La última edición del ciclo "Transformar la Justicia" tratará sobre la independencia de los Tribunales.

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