“Aspiramos a que el Poder Ejecutivo se autolimite y nombre más defensoras”

por Irene Benito y Clara Lucarella

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Irene Benito y Clara Lucarella

Publicado el

2021-11-09

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Ministerio Público de la DefensaGéneroConcursos

Raquel Asensio dijo que hubo un retroceso en el acceso de las mujeres a los cargos jerárquicos en el Ministerio Público de la Defensa.


La entrevista en cinco definiciones.

“Hoy en día el Ministerio Público de la Defensa de la Nación sigue teniendo mejores porcentajes de presencia de mujeres que el resto de las organizaciones del sistema judicial a nivel nacional y federal, aunque es verdad que el Poder Judicial también mejoró, pero sí hubo una pérdida, un retroceso. Se redujo considerablemente la cantidad de defensoras y aumentó la de defensores”.

“La Defensa Pública era la institución menos prestigiosa en términos de ejercicio del poder. Por ese motivo y la función de cuidado asociada a la defensa era un lugar relativamente accesible para las mujeres. En el último tiempo, tres lustros aproximadamente, cambió la impronta y cambió la imagen tradicional. Aumentó el prestigio y se hizo un lugar más codiciado por los varones”.

“Entendemos que la pérdida de presencia de defensoras se vincula con la falta de decisión de los órganos políticos que intervienen en la designación. Si esas instituciones hubiesen puesto la mirada en este asunto, otro habría sido el resultado”.

“No vimos una práctica discriminatoria tan fuerte en los concursos que llevara a que las mujeres se pierdan en el camino. Ahora sí detectamos dos grandes núcleos problemáticos: uno es que las mujeres integran el 80% de las ternas, pero no son designadas en esa proporción. El otro problema es que se presentan muy pocas mujeres”.

“Los temas de género provocan discursos políticamente correctos que no siempre se transforman en prácticas reales favorables. Es importante mirar el mapa más allá de lo que ocurre en la Ciudad de Buenos. Hay jurisdicciones donde las mujeres no ocupan la posición de magistradas. ¿Qué incentivos tienen quienes quieren llegar a defensoras en esos lugares?”

El Ministerio Público de la Defensa de la Nación está liderado por una mujer, Stella Maris Martínez, pero en los últimos 15 años los varones avanzaron y desplazaron a las defensoras. Este retroceso para la igualdad de oportunidades fue constatado en una investigación exhaustiva que llevó adelante la Comisión sobre Temáticas de Género de la institución, comité que coordina Raquel Asensio. En una entrevista virtual con JusTA, la funcionaria identificó dos núcleos problemáticos: por un lado, que pocas mujeres concursan y, por el otro, que el Gobierno tiende a designar hombres. A partir de la investigación, la Defensora General dictó la Resolución Nº 1292/21 en la se introdujeron modificaciones a los reglamentos para la selección de magistrados/as y el ingreso de personal del MPD a fin de incorporar cláusulas que fijen expresamente los principios de igualdad y no discriminación como ejes rectores. “Aspiramos a que el Poder Ejecutivo se autolimite y nombre más defensoras”, manifestó Asensio.

-Históricamente se pensó que la defensa pública era un ámbito donde las mujeres teníamos mejores posibilidades de desempeñarnos, pero su estudio controvierte esa idea. ¿Qué cree que sucedió?

-Yo voy a hablar sobre el Ministerio Público de la Defensa de la Nación: era el organismo más equitativo en términos de género. Cuando la Oficina de la Mujer comienza a hacer el mapa de género, teníamos mujeres en casi la mitad de las defensorías. Hoy en día sigue teniendo mejores porcentajes que el resto de las organizaciones del sistema judicial a nivel nacional y federal, aunque es verdad que el Poder Judicial también mejoró, pero sí hubo una pérdida, un retroceso. Se redujo considerablemente la cantidad de defensoras y aumentó la de defensores. Hay una interpretación que yo comparto y que hizo la defensora general (Martínez) acerca del cambio del rol de la Defensa. Hasta hace un tiempo atrás era la cenicienta de la Justicia y hasta el día de hoy es el organismo que menos recursos tiene, basta con ver que el número de defensorías es muy inferior al número de fiscalías. Después la realidad demuestra que el 90% de los casos usa a la defensa pública, pero que esta no dispone del 90% del presupuesto del resto de las organizaciones judiciales. También era la institución menos prestigiosa en términos de ejercicio de poder. Por eso y la función de cuidado asociada a la defensa era un lugar relativamente accesible para las mujeres. En el último tiempo, tres lustros aproximadamente, cambió la impronta y cambió la imagen tradicional.

-¿Qué fue lo que pasó?

-Aumentó el prestigio y se hizo un lugar más codiciado por los varones. Dejó de ser un espacio residual en el sistema de administración de justicia, tiene más reconocimiento. Con el tiempo fue imponiéndose la idea de excelencia. La defensora general analiza que la Defensa se convirtió en un lugar más codiciado por los varones cuando aumentó la importancia institucional desde distintas perspectivas, por ejemplo, el enfoque internacional de los derechos humanos.

-También debe influir la cuestión salarial o de los ingresos…

-Sí, pero en ese plano siempre hubo una equiparación entre la Defensa Pública y el resto de las organizaciones judiciales. Claramente es un lugar de aspiraciones puesto que las condiciones laborales son de privilegio en el marco de nuestro país. Pero esto no es novedoso: ya sucedía antes y no era un lugar tan apetecible.

-La Defensa Pública de la Nación incorporó ciertas medidas de promoción de la mujer en los concursos de ingreso. ¿Esta estrategia es insuficiente o es una cuestión del Poder Ejecutivo, que tiende a inclinarse por los varones?

-En términos generales, encontramos que ocho de cada diez ternas (para cubrir defensorías) tenían mujeres, pero que fueron nombradas tres de cada diez. Entendemos que la pérdida de presencia de defensoras se vincula con la falta de decisión de los órganos políticos que intervienen en la designación. Si esas instituciones hubiesen puesto la mirada en este asunto, otro habría sido el resultado: se habría mantenido la representación equitativa que había una década atrás o habría mejorado.

-¿Cómo es la visión hacia adentro?

-En cuanto a políticas internas, el Ministerio Público de la Defensa fue el primer organismo que incorporó una Oficina de Género en el país con un doble rol de trabajar hacia adentro y el servicio prestado a la comunidad, con prioridad de esto último. Nosotros trabajamos con una población hipervulnerable y hemos enfatizado las políticas de género externas. Hacia adentro hubo algunas medidas con impacto en los concursos, como la ampliación de las licencias por paternidad, y la incorporación de otros permisos para compatibilizar las obligaciones familiares y laborales. Pero no entramos directamente en los concursos porque en el pasado encontramos que las mujeres llegan a las ternas en una proporción similar a la inscripción. Si el 30% de quienes se inscriben son mujeres, ese tercio más o menos se mantiene en las siguientes etapas del procedimiento hasta su conclusión. No vimos una práctica discriminatoria tan fuerte que llevara a que las mujeres se pierdan en el camino. Ahora sí detectamos dos grandes núcleos problemáticos: uno es que las mujeres integran el 80% de las ternas, pero no son designadas en esa proporción. El otro problema es que se presentan muy pocas mujeres. Ahora estamos tomando medidas al respecto. Con honestidad, nos falta trabajar en el tema y hay una deuda porque, cuando reaccionamos, perdimos 10 puntos de presencia de las defensoras.

-¿Cuáles son los obstáculos detectados?

-La información estadística nos alertó de que, pese a que el 58% del “staff” total del organismo son mujeres, muy pocas compiten para ser defensoras. Para identificar específicamente esas barreras, hicimos una encuesta específica. En la sustanciación del trámite de los concursos encontramos algunos sesgos de género, que son los que estamos intentando corregir con las reformas que introdujimos al régimen de concursos. Pero si no hay una decisión política, podemos tomar muchas medidas de promoción de las mujeres e incentivos, pero el resultado no va a variar, ni siquiera si logramos que todas las ternas sean mixtas.

-A partir de los resultados de la investigación, ¿en un tiempo la comisión hará una nueva investigación para medir el impacto de las políticas de género internas o tiene previsto otro método de seguimiento?

-Una nueva investigación no está prevista, tal vez en el futuro. Pero sí haremos un monitoreo para ver cómo funcionan las medidas que implementamos. Nosotros no establecimos un cupo para las ternas ni un puntaje diferenciado porque nuestra lógica es tratar de incidir en la ingeniería previa y, de este modo, modificar el resultado. Nos pareció más interesante trabajar en las bases y también más estratégico porque sabemos que hay actores que pueden llegar a cuestionar la legitimidad de otro tipo de enfoque. Pensamos que hay sesgos previos de género y que, si los rectificamos, las mujeres podrán concursar y competir en mejores condiciones. Intentamos dar un mensaje institucional y crear un ámbito más amigable. Fue muy triste darnos cuenta de que sólo una tercera parte de quienes concursan son mujeres: es algo que Paola Bergallo ya había encontrado en una investigación de 2005.

- ¿La solución es que el Poder Ejecutivo se autolimite o hay otras alternativas posibles para la reversión de la desigualdad en las designaciones?

-La defensora general dijo que el camino era una autolimitación y que esta debía ser formal. En el último tiempo los nombramientos han sido más equitativos. O fue casualidad o tal vez pusieron el ojo en este asunto. Pero nuestra aspiración institucional es que esa autolimitación se vea reflejada en un instrumento para que no dependa del humor presidencial y que haya un respaldo institucionalizado. La autolimitación ya dio buenos resultados en cuanto a la integración de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Vemos que se trata de una práctica positiva y de un ejemplo que hay que seguir. Los temas de género provocan discursos políticamente correctos que no siempre se transforman en prácticas reales favorables. Es importante mirar el mapa más allá de lo que ocurre en la Ciudad de Buenos. Hay jurisdicciones donde las mujeres no ocupan la posición de magistradas. ¿Qué incentivos tienen quienes quieren llegar a defensoras en esos lugares? Es necesario cambiar la cara de la Defensa Pública en el país.

-Una de las paradojas del régimen de concursos es que los postulantes aceptan reglas que, especialmente en la etapa política de la selección, no incluyen la perspectiva de género. ¿Hay derecho a protestar después?

-La Defensa Pública dispone de escasas posibilidades de cambiar lo que sucede en el ámbito de otros poderes. Una de las ideas que tenemos es enviar las ternas con un diagnóstico sobre cuál es la situación de las mujeres en la jurisdicción del cargo en proceso de cobertura. Por lo menos para que el Gobierno no pueda decir que no sabía cuál era la situación.

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